Son las 12 de la noche y 38 grados nos acompañan.
Estamos en Ramadan (ver mi anterior post para poneros al día) y los días son más apagados de lo normal. Me siento totalmente en el desierto cultural, sin gente, sin negocios abiertos, restaurantes cerrados y con un calor que llama a la agonía.
Durante el Ramadan se trabajan 6 horas al día y eso nos permite tener más tiempo libre por la tarde. Aprovechando esa 'libertad', decidimos ir a la playa el primer día de Ramadan. Justo en el camino de ida ocurrieron los cantos que señalan que ya se puede comer (suele ser a las 7 y cuarto de la tarde).
Casualidad fue que íbamos en coche, nos paramos en un semáforo y nos dieron un paquete de Ramadan Kareem con un agua, dátiles y un zumo de pina.
Ya podemos beber y comer con libertad y sin miedos.
Y es que aquí la religión es la ley, no es metáfora si no un hecho. En Emiratos el sistema legal es islamista y se rige por las leyes del Corán. En este sentido, se pueden ver muchas connotaciones religiosas plasmadas en ley/obligación: no tener gestos afectuosos entre mujeres y hombres, cubrirse y vestir decentemente, no a la venta de alcohol y, entre otros, la no permisión de comer ni beber en lugares públicos o donde te pueda ver un musulman durante el Ramadan.
Por ello, tengo la sensación de que el Ramadan es una opción pero con pinceladas de obligación: los restaurantes, bares, groceries y varios abren tras el canto que señala el fin del ayuno que suele llegar a las 7 y media de la tarde. Vamos que si quieres beber un poco de agua a las 3 de la tarde con 52 grados de calor no puedes!
Una vez llegado el atardecer y el canto, los musulmanes realizan una cena llamada ¨Iftar¨ de la cual os hablaré una vez la haya experimentado.
Estamos en Ramadan (ver mi anterior post para poneros al día) y los días son más apagados de lo normal. Me siento totalmente en el desierto cultural, sin gente, sin negocios abiertos, restaurantes cerrados y con un calor que llama a la agonía.
Durante el Ramadan se trabajan 6 horas al día y eso nos permite tener más tiempo libre por la tarde. Aprovechando esa 'libertad', decidimos ir a la playa el primer día de Ramadan. Justo en el camino de ida ocurrieron los cantos que señalan que ya se puede comer (suele ser a las 7 y cuarto de la tarde).
Casualidad fue que íbamos en coche, nos paramos en un semáforo y nos dieron un paquete de Ramadan Kareem con un agua, dátiles y un zumo de pina.
Ya podemos beber y comer con libertad y sin miedos.
Y es que aquí la religión es la ley, no es metáfora si no un hecho. En Emiratos el sistema legal es islamista y se rige por las leyes del Corán. En este sentido, se pueden ver muchas connotaciones religiosas plasmadas en ley/obligación: no tener gestos afectuosos entre mujeres y hombres, cubrirse y vestir decentemente, no a la venta de alcohol y, entre otros, la no permisión de comer ni beber en lugares públicos o donde te pueda ver un musulman durante el Ramadan.
Por ello, tengo la sensación de que el Ramadan es una opción pero con pinceladas de obligación: los restaurantes, bares, groceries y varios abren tras el canto que señala el fin del ayuno que suele llegar a las 7 y media de la tarde. Vamos que si quieres beber un poco de agua a las 3 de la tarde con 52 grados de calor no puedes!
Una vez llegado el atardecer y el canto, los musulmanes realizan una cena llamada ¨Iftar¨ de la cual os hablaré una vez la haya experimentado.
Contenido del paquete de comida que repartían en los semáforos. |
Paquetes de Ramadan que repartían una vez levantada la jornada de ayuno. La caja contiene escrito: Qué Dios acepte tus pregarias y ayuno (May God Accept your Prayers and Fasting). |
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