Tu doble identidad

La Ley Orgánica de Protección de Datos Española nos garantiza el tratamiento de los datos personales, las libertades públicas y los derechos fundamentales; así como el hono, intimidad y privacidad personal y familiar. Es decir, el ciudadano da el consentimiento de utilizar sus datos para UN propósito, y sólo ese, de manera consciente.

Quizás por desconocimiento o por interés o por no querer establecer unos derechos al ciudadano, no existe ninguna protección de datos en Emiratos Árabes Unidos. Cosa divertida y pesada a la vez.

Os pongo ejemplos, mis ejemplos: te haces la tarjeta del Carrefour y te llaman para ofrecerte una línea de crédito. Te inscribes a un curso de árabe y recibes un mensaje de texto con ofertas en perder kilos. Vas un día al médico y te incluyen en una lista interminable de recibir mensajes de doctores y especialistas.

Aquí las bases de datos se venden.

Dar tus datos es firmar tu perdición o poner tu paciencia al límite. Tienes que ser consciente.
Ofrecer tus datos es firmar un inbox lleno de e-mails basura, un móvil lleno de mensajes y llamadas poco interesantes. Es entrar en un círculo sin salir, no hay salida: dónde decir que no me interesa? Cómo decir al que me llama 7 veces por semana para ofrecerme una línea de crédito que, por favor, elimine mi número de teléfono de esa lista negra (para mi) y blanca (para ellos)?

Así pasa que cuando doy mis datos los pienso dos o tres o cuatro. Hago aparecer a mi doble identidad convertida en un móvil diferente (lo siento por el desafortunado) o un e-mail sin un punto de por medio.

Y pensar que en España hemos vivido este perseguimiento en el pasado y yo no me acuerdo.


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