¿Por qué utilizan secador del pelo?

He desaparecido por unas largas vacaciones. El calor, mis viajes y los mosquitos mutantes de la zona no me han dejado tregua para escribir en mi blog. Han pasado tantas historias, he conocido tantos lugares y gente. Una mochila llena de experiencias y recuerdos, la mayoría con una persona muy especial.

España cada vez más hundida, somos el Titanic en el momento en que Leonardo DiCaprio se hunde y nadie sabe por qué Kate no le cede un sitio en su tabla flotante. Esto es España, un Leonardo DiCaprio pidiendo auxilio a una Kate (Unión Europea, entiéndase Merkel) que tiene un poco de espacio para nosotros.

Como siempre no voy a hablar de política, hoy vengo a hablaros de un fenómeno a estudiar: los italianos son aficionados al secador, también al bañador turbo-packet, aunque de éste segundo creo que me reservo los comentarios.

Sí, ¡al secador!

El secador que está bañado en anuncios femeninos con mujeres despampanantes con pelos increíbles y con resultados espectaculares. Ese instrumento que muchas chicas lo usan para estar más guapas y arregladas y otras, como yo, lo utilizamos por frio y rapidez. ¿Cómo pensáis que me siento cuando un chico está más interesado en el secador que yo? Poco femenina, muy poco femenina.

Quizá es un fenómeno metrosexual.

Que si me seco el pelo para la izquierda que si ahora lo hago para la derecha. Y luego, nosotras ignorantes, decimos ¡qué guapo ese despeinado! No chicas, ese despeinado lleva  horas de peinado, muchas horas de espejo, de gomina y de retoques con el cepillo.

Esta situación me recuerda a una mini-discusión con mi hermano antes de venir porque me traía el secador:

J: ¿te llevas el secador?

Yo: Sí

J: ¿Y cómo nos vamos a secar el pelo en casa?

Yo: Dejo el otro. Por cierto, ¿desde cuándo te secas el pelo?

J: [no recuerdo las palabras literales pero el significado vino a ser “no te interesa”]

¿Empezaremos a discutir también por las cremas? ¿Llegará la onda del tapa-ojeras? ¿Harán el relevo al 60-90-60?

No sé cuando empezó esta moda. Tampoco sé si lo quiero saber.

Moraleja: nunca me gustará un chico que lleve las cejas mejor depiladas que yo.