Yo tengo pesadillas

Mis dos últimas semanas las pasé en España. Alegría en las calles, tapas en los bares, botellones los viernes, bailes en la noche, olor a verano y cariño familiar y cultural.

Reconozco que tengo pesadillas. Pesadillas a ser mi propia enemiga en este país.


Son pesadillas de esas que te despiertas, suspiras, sudas y tocas la cama sintiendo que todo era un sueño, que no pasará o que ya ha pasado alguna vez y no volverá.

Y es que no hay mayor pesadilla que sentirte atrapada, sola y sin retorno. Un miedo invade mi cuerpo cuando me veo en un desierto sin camino, sin asfalto, sin gente… y caminas, y caminas… pero no hay sentido, no hay norte.

Y te despiertas.

Y te vuelves a dormir con el ruido del aire acondicionado que te evita un calor de casi 40 grados con un 80% de humedad.

Tengo escalofríos. Me levanto y me impulsa la vida. 

Y pregunto a mi subconsciente si esa pesadilla tiene algo que ver conmigo o es casualidad. Quizá sólo sea cosa de una noche calurosa, donde el sueño se hace difícil.

Emiratos Árabes Unidos es un país con un clima desértico donde el verano es comparable con el infierno, una sauna continúa. La vida se hace en casa (los que tienen), los centros comerciales y el consumo. No hay sonrisas en la calle, solo el contraste de la riqueza y la pobreza.


¿Y esta noche? Las casualidades pasan por algo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario